Vamos a
Proverbios 15:28 dice:
El corazón del justo piensa para responder; más la boca de los impíos derrama malas cosas.
Este versículo nos ofrece un contraste claro entre el comportamiento de los justos y los impíos, centrándose en cómo cada grupo maneja sus palabras.
Esta enseñanza es crucial en nuestra vida diaria, ya que nuestras palabras pueden construir o destruir.
La frase:
“El corazón del justo piensa para responder” En lugar de reaccionar inmediatamente, toma tiempo para reflexionar sobre lo que va a decir. Esto muestra prudencia y sabiduría.
La Biblia nos enseña que la sabiduría viene de Dios, esto lo dice en Proverbios 2:6.
En Santiago 1:19 nos exhorta a ser “prontos para oír, tardos para hablar, tardos para airarse”.
El control de la lengua es un signo de madurez espiritual.
Al pensar antes de hablar, reducimos la posibilidad de malentendidos y conflictos.
Las palabras bien pensadas pueden edificar y fortalecer relaciones.
Nuestras palabras reflejan nuestra fe y nuestro carácter.
Ser cuidadosos con nuestras palabras es un testimonio de nuestra vida en Cristo.
El versículo continúa diciendo que
“la boca de los impíos derrama malas cosas”. Esto nos muestra que las personas impías hablan sin pensar, dejando que sus emociones y deseos egoístas controlen sus palabras.
Las palabras impetuosas y sin reflexión pueden causar daño emocional al oyente.
Los impíos a menudo propagan rumores y mentiras, lo cual destruye la reputación y la confianza.
La falta de control en las palabras puede llevar a disputas, división tanto en la familia, en el trabajo y en la sociedad.
Vamos a ver un ejemplo en la Biblia:
Saúl y David en 1 Samuel 18:6-9 dice que Saúl, impulsado por la envidia, permitió que sus celos dañaran su relación con David.
Debemos orar para poder Tomarnos el tiempo, para examinar nuestras motivaciones y pensamientos antes de hablar.
Buscar la guía de otros cristianos maduros puede ayudarnos a responder con sabiduría y amor.
En Proverbios 15:28 nos enseña la importancia de pensar antes de hablar y nos alerta sobre las consecuencias de hablar impulsivamente.
Como seguidores de Cristo, estamos llamados a reflejar Su amor y sabiduría en nuestras palabras.
Oramos para que siempre seamos cuidadosos con nuestras palabras, recordando que lo que decimos puede edificar o destruir.
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Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en
1 de Corintios 13:13
Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor