Antes que Jesús muriera y resucitara no existía la relación personal con Dios, pero después de que resucitara, esto cambio.
En esta relación debe haber oración,
ya que este es el medio para que nosotros nos comuniquemos con él, debemos leer la palabra,
debido a que este es su medio para hablarnos
y para poder profundizar debemos asistir
a estudios bíblicos y congregarnos.
No debemos basar nuestra relación con Dios,
en ritos, penitencias o sacrificios, ya que eso hace
parte de la ley que le fue dada al pueblo de Israel,
pero al pueblo gentil, es decir, el resto de naciones sobre la tierra nos fue dada la gracia que es por fe.
Vamos a:
Hebreos 4:16
16 Acerquémonos, pues, confiadamente al
trono de la gracia, para alcanzar misericordia
y hallar gracia para el oportuno socorro.
La palabra nos anima a acercarnos confiadamente a Dios, Dios está de nuestro lado, leamos:
Hebreos 4:15
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,
sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
La primera relación que debemos cultivar es con Jesucristo el Señor que vive en cada uno de nosotros, y para esto es necesario apartar tiempo cada día.
Para finalizar recordemos lo que dice en
Mateo 6:33
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.