Las presiones que se generan en la familia, el trabajo, las relaciones, la salud, la economía, y muchas veces, el futuro, pueden ser fuentes constantes de ansiedad.
Todos hemos experimentado momentos en los que nos sentimos abrumados y la ansiedad parece apoderarse de nuestra mente
La palabra de Dios en 1 Pedro 5:7, nos dice que debemos hacer cuando aparece la angustia, vamos a conocer que dice:
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Este versículo nos ofrece una promesa de paz, al confiar en la Soberanía y Poder de Dios.
Dios nos dice en este versículo que no debemos cargar con ella.
La ansiedad al no echarla en Dios, puede llegar a afectar nuestra salud mental y física.
Jesús hablo sobre la ansiedad en Mateo 11:28, dice
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar
Regresando a 1 Pedro 5:7, encontramos que usa la palabra “echar”, que significa arrojar o lanzar con fuerza.
La palabra de Dios nos está diciendo que no debemos guardar nuestras preocupaciones y angustias, sino que debemos lanzarlas a Dios y esto lo hacemos por medio de la oración.
Cuando entregamos nuestras preocupaciones a Dios, es porque confiamos en Su Poder
La razón por la que podemos echar nuestras ansiedades sobre Dios es porque Él tiene cuidado de nosotros.
La palabra de Dios nos dice en diferentes versículos que no estamos solos. El mismo Dios que creó el universo, vive en cada uno de nosotros.
¿Qué significa que Dios tenga cuidado de nosotros?
Significa que Él se ocupa por cada detalle, desde el más pequeño hasta el más grande.
No hay nada que nos preocupe que sea insignificante para Él.
La promesa aquí es que: Dios nos guía, sostiene, provee y protege
Tengamos presente:
Dios nos ama y cuida.
No importa lo que estemos enfrentando, no importa cuán difícil sea la situación, Dios está pendiente de cada uno de nosotros.
Dios no miente y nos dice:
“que no nos dejará, y nunca nos abandonará.”
Dios no miente y su palabra se cumple.
Para finalizar vamos a
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.