En la vida diaria, enfrentamos desafíos, dificultades y momentos de incertidumbre. podemos sentir que las circunstancias nos separan de Su amor. Sin embargo, la palabra nos asegura
nada nos puede separar del amor de Dios.
La primera verdad que debemos orar para entender, es que el amor de Dios por nosotros no está condicionado por lo que hacemos o dejamos de hacer. Su amor es inquebrantable y permanece constante, sin importar las circunstancias, como lo dice en:
Romanos 8:38-39
Porque estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Este versículo es una de las promesas mas maravillosas del pacto de Gracia
No importa lo que experimentemos, Dios sigue amándonos. Este amor no depende de nosotros, sino de Su naturaleza inmutable.
Ahora vamos a
En Jeremías 31:3
Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.
Dios nos ama con un amor eterno, un amor que no tiene fin, que trasciende el tiempo y las circunstancias.
En momentos de dificultad o desánimo, es importante tener presente que el amor de Dios por nosotros no cambia. No importa lo que pase, Él sigue amándonos con un amor eterno. Cuando te sientas solo o confundido, recuerda, Dios te ama profundamente, sin condiciones.
Para finalizar vamos a
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.