En este versículo Jesús habla de la necesidad de obreros para su mies.
Hay una gran cosecha lista para ser recogida, pero es necesario que más obreros se levanten para trabajar en ella.
¿Y cómo podemos ver cumplida esta necesidad? La respuesta está en:
Mateo 9:37-38
La mies a la verdad es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
Veamos primero
¿Qué es la mies?
Son las personas que están listas a escuchar la palabra de Dios
¿Quiénes son los obreros?
Son las personas que Dios envía a dar su palabra.
Esta petición es una necesidad en cada generación, porque la cosecha es grande, es decir el número de personas para escuchar su palabra, pero los obreros son pocos, son los que van a compartirla.
Jesús no nos dice que nos preocupemos, ni que nos frustremos o sentirnos impotentes, si notamos el versículo nos llama a orar.
La oración es el paso más importante para que la palabra corra, esto también lo encontramos en 2 tesalonicenses 3:1
Es a través de la oración que reconocemos que la obra es del Señor y no de nosotros.
No se trata solo de una necesidad humana, sino de una obra divina. Es Dios quien levanta y envía a los obreros para que su palabra corra.
Debemos orar sin cesar, pidiendo a Dios que levante obreros dispuestos a predicar, a compartir el evangelio con aquellos que no lo conocen.
No solo debemos orar para que Dios envíe obreros, sino también para que nosotros mismos estemos dispuestos a ser parte de la respuesta.
A propósito, debemos hacer lo que dice en
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.