RIESGOS

En un país en guerra,
había un rey que causaba miedo.
No siempre que tomaba prisioneros en las
batallas los mataba. Simplemente los llevaba
a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro lado, sobre la cual se veían grabadas figuras
de calaveras cubiertas de sangre.

El rey hacía formar a los prisioneros en
círculo en la sala y les decía:

—Ustedes pueden elegir entre morir atravesados por las flechas de mis arqueros,
o pasar por esa puerta misteriosa.

Todos elegían ser matados por los arqueros. Tiempo después, al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo había servido fielmente al rey se dirigió al soberano y le dijo:

—Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?

—Dime, soldado —repuso el soberano.

— ¿Qué hay detrás de la horrorosa puerta?

—Ve y mira tú mismo, le respondió de inmediato el rey.

El soldado separó temerosamente la puerta pero, a medida que ella se abría, fueron entrando unos brillantes rayos de sol que iluminaron el ambiente. Finalmente descubrió que la puerta se abría sobre un camino que conducía a la libertad. El soldado, admirado, sólo miró a su rey mientras éste le explicaba:

—Yo les daba a todos la posibilidad de realizar una elección; pero ellos preferían morir antes que arriesgarse a abrir esa puerta.

¿Cuántas puertas dejamos de abrir por no correr riesgos ?

¿Te has dado cuenta de que todos le tememos a lo desconocido y a veces nos condenamos a lo conocido?

En la biblia hay muchas historias donde Dios decía “avanza y no temas, estoy contigo”

Moisés le dijo a Dios en Éxodo 33:15
15 Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.

Dios nos llamo para avanzar por fe,
porque él dijo” que no nos dejara, ni abandonara”.

Pedimos a Dios no paralizaros en medio de
la dificultad y la incertidumbre sino avanzar por fe plenamente convencidos que Dios
no nos dejara avergonzar .

Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para tu vida en Efesios 3:20       
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros

 

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