El rey David tuvo una relación privilegiada para su época con Dios y esto lo vemos en los diferentes salmos que escribió.
Por ejemplo, vamos a leer la oración que le hizo a Dios en:
Salmos 119:133
Ordena mis pasos con tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.
En este versículo notamos la súplica de un corazón que reconoce que necesita ayuda para caminar rectamente y necesita del poder de Dios para vivir libre del dominio del pecado.
Esta petición que hace el salmista David es la promesa que encontramos para nosotros en Romanos 6:14 que dice
“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
La expresión “ordena” significa “guía con firmeza”.
El salmista no está hablando solo de caminar, sino de vivir una vida que se edifica sobre la Palabra de Dios.
Pide que cada paso, cada decisión, cada camino que tome sea conforme a la palabra de Dios
Esto implica humildad. Porque quien ora así, está reconociendo:
“Señor,
si Tú no diriges mis pasos, yo me desvío.
Si Tú no ordenas mi andar, caminaré en confusión y error.”
Vivimos en un mundo donde muchos caminan según sus emociones, opiniones, modas o deseos momentáneos. Pero un cristiano maduro no se guía por impulsos, sino por principios. Y esos principios están en la Palabra de Dios.
Surgen unas preguntas
¿Qué guía nuestros pasos hoy?
¿nuestra lógica, la filosofía, la doctrina del hombre ,la moda o la Palabra de Dios?
El lunes Dios mediante continuamos con esta meditación
Oramos para estar firmes en la fe
Para finalizar vamos a
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público