1 Corintios 3:6-8
Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento
lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo,
ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.
Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa
conforme a su labor.
1 Corintios 3:9
Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
1 Corintios 12:27
Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él.
Efesios 4:15-16
sino que siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo en aquel que es la cabeza,
esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente,según la actividad propia de cada miembro,recibe su crecimiento
para ir edificándose en amor.
Colosenses 2:16-19
Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida,
o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.
Efesios 1:19-23
y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
Romanos 2:4-5
Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.