La angustia es un Estado de intranquilidad o
inquietud muy intenso, causado especialmente
por algo desagradable o por la amenaza de una
desgracia o un peligro. Por ejemplo
“tener que tomar una decisión puede
provocar angustia”.
En la biblia encontramos varios versículos
que nos dicen que debemos hacer
en los momentos de angustia.
Vamos a compartir algunos:
Salmos 9:9
EL Señor es Refugio para el tiempo de angustia.
Salmos 118:5
Desde la angustia invoqué al Señor,
Y me respondió el Señor,
poniéndome en lugar espacioso.
Nahúm 1:7
Jehová es bueno,
fortaleza en el día de la angustia;
y conoce a los que en él confían.
Salmos 32:7
Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
Salmos 59:6
Pero yo cantaré de tu poder,
Y alabaré de mañana tu misericordia;
Porque has sido mi amparo
Y refugio en el día de mi angustia.
Salmos 46:1
Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Salmos 34:11
Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.
1 Pedro 5:7
Echando toda vuestra ansiedad sobre él,
porque él tiene cuidado de vosotros.
Todos los versículos tienen en común a Dios como refugio, fortaleza en los tiempos de angustia,
pero también nos dice que por medio de la oración debemos echar nuestra angustia en Él.
Es fundamental la relación personal diaria
con Dios para vivir de manera sobrenatural en los tiempos difíciles o de adversidad,
vamos a la promesa que está en Filipenses 4:6-7
Por nada estéis afanosos,
sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego,
con acción de gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones
y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
El resultado de la relación con Dios es su paz que sobrepasa todo entendimiento y guarda nuestros pensamientos para estar bien en los momentos de adversidad, solo Jesucristo el Señor lo puede hacer.
Para finalizar vamos a Efesios 3:20
20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros.