Vamos a leer el salmo, que dice:
Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos.
Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien.
En un mundo donde muchos buscan la felicidad y el éxito en lugares equivocados, pedimos a Dios poder ver, lo que el Salmo 128 nos muestra, que la verdadera bienaventuranza proviene de una vida de reverencia y obediencia a Dios.
Este versículo nos enseña que el temor a Dios es la base de una vida bendecida.
El Temor al Señor no significa miedo, sino reverencia, respeto, amor y adoración. Es reconocer la santidad, poder y majestad de Dios.
La palabra “bienaventurado” significa feliz, dichoso, bendecido. Aquellos que temen a Dios encuentran una felicidad profunda y duradera. Esta bienaventuranza no depende de las circunstancias externas, sino de una relación correcta con Dios.
La verdadera reverencia a Dios se manifiesta en una vida de obediencia por fe.
La obediencia es la evidencia del amor y temor a Dios.
Los caminos de Dios son caminos de vida, justicia y paz. En el Salmo 16:11 dice: Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.
Transitar por los caminos de Dios nos lleva a una vida plena y satisfactoria.
En el versículo 2, vemos la promesa de Dios de bendecir el fruto de nuestro trabajo.
Dios nos ha dado el trabajo como un medio para proveer nuestras necesidades y contribuir al bienestar de la sociedad.
El trabajo es una bendición, no una maldición. Colosenses 3:23 nos dice: Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.
Dios promete que aquellos que le temen y obedecen disfrutarán del fruto de su trabajo. No se trata solo de una prosperidad material, sino de una satisfacción y contentamiento profundo.
En Proverbios 10:22 dice: La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella.
Debemos orar unos por otros, para cultivar una relación profunda con Dios, de esta forma llegar a vivir en obediencia por fe, sabiendo que en estas cosas encontramos la verdadera felicidad y prosperidad que solo Él puede dar.
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Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en
1 de Corintios 13:13
Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor