Cuando se habla de paciencia,
se refiere a sobrellevar situaciones difíciles, manifestando tranquilidad. Es decir, que ante la situación, por muy adversa que parezca,
no se pierde la calma.
El fruto de la paciencia no emana del hombre,
es generada por la presencia de Dios que está en nosotros , así como lo encontramos en Romanos 15:5, que nos dice : “Pero el Dios de la paciencia
y de la consolación,
os dé entre vosotros un mismo sentir
según Cristo Jesús”.
Nos surge la siguiente pregunta
¿Qué sucede ante las adversidades cuando día a día, perseveramos en nuestra relación con Dios?
Nuestra mente se inunda de su Palabra
y manifiesta en nuestra alma el fruto del Espíritu,
por ejemplo, la paz, la paciencia, el amor,
la fe que nos permite afrontar
la adversidad de manera sobrenatural.
En ocasiones escuchamos:
¡¡¡ Dios mío, dame paciencia !!!
sin tener en cuenta que tenemos la paciencia ,
pero es necesario la relación personal con Dios
para que se manifieste, vamos a:
Santiago 1: 2-3 , que nos dice : “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de
vuestra Fe ,produce Paciencia.
Para los que hemos sido llamados por Dios,
es motivo de gozo, el enfrentarnos a diversas pruebas; pues al obedecer su Palabra, Dios mismo rebosa en nosotros la Paciencia. Además sabemos que toda situación adversa es pasajera.
Oramos para apartar cada día, nuestro mejor tiempo para Dios y que nos permita caminar por Fe ante las circunstancias difíciles, manifestando en nuestro actuar la paz y la paciencia.
Para finalizar, recordemos una valiosa promesa para nuestra vida La encontramos en
Efesios 3:20 , que dice : “ Y Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros. “