Vamos a la siguiente historia:
Cuentan que hace mucho tiempo, en el lejano oriente, un hombre quedó viudo, y tuvo que quedarse al cuidado de sus dos hijas pequeñas.
Las niñas eran muy inteligentes y curiosas. De hecho, estaban constantemente preguntando cosas a su padre. Y él respondía con mucha paciencia. Pero llegó un día en el que el padre de las niñas se vio incapaz de responder a las complejas preguntas de sus hijas, y decidió enviarlas una temporada con el hombre más sabio del lugar, un anciano maestro que vivía en lo alto de una gran montaña.
Las niñas preguntaron al sabio muchísimas cosas,
y él parecía tener respuesta para todo.
‘¿Por qué las estrellas no se caen?,
¿y por qué el mar viene y va?,
¿ por qué no vemos la luna por el día?’…
Y él, con una bondadosa sonrisa, respondía
con calma a cada una de las preguntas.
Las niñas estaban sorprendidas…
¡no podía ser que lo supiera todo! Tal es así, que una de las hermanas, deseosa de dejar al anciano
sin respuestas, le propuso a su hermana:
– ¿Por qué no buscamos una pregunta que el sabio no sea capaz de responder?
– ¿Y cuál puede ser?- preguntó su hermana.
– Espera, que tengo una idea…
La niña salió de la habitación, y a los cinco minutos regresó con algo envuelto en un trapo.
– ¿Qué llevas ahí?- preguntó su hermana con curiosidad.
Entonces, la niña levantó ligeramente el trapo y dejó ver una hermosa mariposa azul.
– ¡Oh!- ¡Qué bonita!- exclamó su hermana-. Pero… ¿qué pregunta le haremos al sabio?
– Verás, iremos a verle y sostendré la mariposa en mi mano. Le preguntaremos: ¿Qué crees que tengo en la mano: una mariposa viva o una mariposa muerta? Si él responde que está viva, apretaré la mano sin que se de cuenta y así la mariposa estará muerta cuando la abra… Y no habrá acertado. Si responde que está muerta, la dejaré libre,
y el sabio tampoco habrá acertado…
– ¡Qué lista eres, hermanita!–
dijo entusiasmada su hermana.
La respuesta del maestro a la pregunta de la niña
Así que las hermanas corrieron a ver al viejo sabio. Al llegar, la niña le hizo la pregunta que habían acordado:
– Tengo una pregunta para ti, gran sabio… ¿Qué crees que tengo en la mano:
una mariposa viva o una mariposa muerta?
El anciano, se quedó mirándola a los ojos
y respondió muy sereno:
– Todo depende de ti. Está en tus manos.
La historia nos enseña que la decisión dependía de la niña, no de lo que dijera el sabio.
Igual en nuestro día-día, debemos tomar decisiones constantemente y a veces caemos en el error de echar
la culpa al entorno para evadir
nuestra responsabilidad.
La palabra de Dios lleva a la persona a madurar,
es decir, llegar al punto de tomar decisiones conforme a la palabra por fe, la cual está en cada escogido, vamos a Romanos 8:6
6 Porque el ocuparse de la carne es muerte,
pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
Toda decisión tomada desde la carne generara muerte por ejemplo vanidad, avaricia, odio idolatría,
codicia etc., en los siguientes versículos muestra el proceso en la mente:
Santiago 1:14-15
14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido
15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
Las decisiones tomadas desde el Espíritu
generaran vida y paz.
Oramos para ser guiados por la palabra.
Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para nuestra vida en Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros