¿CÓMO HABLAMOS?

En la biblia encontramos varios versículos
sobre la importancia del vocabulario que
usamos al comunicarnos con nuestro prójimo.

Vamos a compartir algunos versículos,
el primero es Proverbio 15:2
La lengua de los sabios adornará la sabiduría;
Mas la boca de los necios hablará sandeces.

Sandeces se define como la persona que
 tiene falta de entendimiento, inteligencia y compresión. Necedad, tontería, bobada, memez, majadería, pendejada, imbecilidad, disparate, cretinismo, Despropósito, simpleza , necedad .

Proverbios 15:7
La boca de los sabios esparce sabiduría;
No así el corazón de los necios.

Oramos para ser sabios cuando nos
 comunicamos, vamos a Lucas 6:45
El hombre bueno, del buen tesoro de su
corazón saca lo bueno; y el hombre malo,
del mal tesoro de su corazón saca lo malo;
porque de la abundancia del
 corazón habla la boca.

La palabra nos exhorta para usar palabras que edifiquen, esto lo encontramos en Efesios 4:29
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

La biblia también nos dice que debemos ser prudentes cuando hablamos para no entrar en dificultades, esto lo dice en Proverbios 13:3
El que guarda su boca guarda su alma;
 Mas el que mucho abre sus labio
 tendrá calamidad.

Y también en Proverbios 10:19
En las muchas palabras no falta pecado;
Mas el que refrena sus labios es prudente.

En proverbios nos dice que una palabra en el momento adecuado es vital, oramos para
poder identificar el momento y las palabras adecuadas para animar a nuestro prójimo,
como lo dice en Proverbios 15:23
El hombre se alegra con la respuesta de su boca;
 Y la palabra a su tiempo, !cuán buena es!

En Santiago nos dice que debemos ser tardos para hablar, es decir, debemos pensar primero y pedir ayuda a Dios para controlar la lengua de esta forma cuando hablemos va a ser solo de edificación.

Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para tu vida en  Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros.

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