En hebreos 8:7 dice:
Porque si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.
Oramos para ver lo que revela este versículo, que es la transición del antiguo pacto al nuevo pacto y la perfección que encontramos en Cristo.
El primer pacto, conocido como el pacto de la Ley, fue establecido por Dios con el pueblo de Israel en el Monte Sinaí.
Este pacto se basaba en la Ley, que incluía los Diez Mandamientos y otras ordenanzas dadas a través de Moisés.
La Ley no podía ofrecer una redención completa ni una transformación del corazón humano.
La imperfección del primer pacto residía en su incapacidad para ofrecer una reconciliación entre Dios y el hombre.
Los sacrificios de animales eran una sombra de la verdad, porque no podían limpiar la conciencia del pecado.
Por ello, Dios prometió un nuevo pacto a través del profeta Jeremías.
En Jeremías 31:31-34 profetiza sobre un pacto en el que Dios escribiría su ley en los corazones de su pueblo y les perdonaría sus iniquidades.
En Hebreos 8:7 nos revela la perfección y suficiencia del nuevo pacto establecido por Jesucristo.
A través de su sacrificio en la cruz, Jesús cumplió la Ley y ofreció un único sacrificio perfecto y para siempre por los pecados.
En hebreos 9:15, dice:
Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
A través de la sangre de Cristo, somos redimidos completamente de nuestros pecados. Ya no necesitamos sacrificios repetitivos, pues el sacrificio de Jesús fue suficiente y eterno como lo dice en hebreos 10:14.
El nuevo pacto nos da una transformación del corazón, gracias a que Tenemos acceso directo a Dios, ya no necesitamos un mediador.
Debemos compartir a otros la buena noticia del nuevo pacto, para que la palabra corra.
Deja abajo en los comentarios que dudad tienes sobre la palabra de Dios, estaremos atentos a dar la respuesta.
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Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en
1 de Corintios 13:13
“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor