David era pastor, es decir, debía proveer,
proteger y guiar a su rebaño.
David conocía muy bien las funciones de un
pastor y la dependencia de sus ovejas hacia él,
por lo que en el salmo 23 hace una comparación.
Tú, Dios mío, eres mi pastor;
contigo nada me falta.
Me haces descansar en verdes pastos,
y para calmar mi sed
me llevas a tranquilas aguas.
Me das nuevas fuerzas
y me guías por el mejor camino,
porque así eres tú.
Puedo cruzar lugares peligrosos
y no tener miedo de nada,
porque tú eres mi pastor
y siempre estás a mi lado;
me guías por el buen camino
y me llenas de confianza.
Aunque se enojen mis enemigos,
tú me ofreces un banquete
y me llenas de felicidad;
¡me das un trato especial!
Estoy completamente seguro
de que tu bondad y tu amor
me acompañarán mientras yo viva,
David exclamó: “Dios es mi pastor”.
En el salmo notamos que Dios provee,
guía y protege. Jesús dijo en Juan 10:27
27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco,
y me siguen,
Como Dios es nuestro Pastor hay una promesa
para disfrutar cada día, por lo que debemos
tener la certeza de que nada nos faltara,
solo debemos dar el paso de fe.
Para finalizar vamos a la siguiente
promesa de Dios para tu vida en
Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros.