PREDICAR EL EVANGELIO (II PARTE)

1 Corintios 1:21-24
 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.
Porque los judíos piden señales,
y los griegos buscan sabiduría;
pero nosotros predicamos a Cristo crucificado,
 para los judíos ciertamente tropezadero,
 y para los gentiles locura; 
más para los llamados,
así judíos como griegos, Cristo poder de Dios,
y sabiduría de Dios.

Romanos 10:14-21

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?
Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies
de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! 
Mas no todos obedecieron
al evangelio; pues Isaías dice: Señor,
 ¿quién ha creído a nuestro anuncio?
Así que la fe es por el oír, y el oír,
por la palabra de Dios.

1 Tesalonicenses 2:1-5
 Porque vosotros mismos sabéis, hermanos,
que nuestra visita a vosotros no resultó vana;
 pues habiendo antes padecido y sido
ultrajados en Filipos, como sabéis,
tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros
el evangelio de Dios en medio de gran oposición. 3 Porque nuestra exhortación no procedió
 de error ni de impureza, ni fue por engaño,
sino que según fuimos aprobados por Dios
para que se nos confiase el evangelio, así hablamos;
no como para agradar a los hombres, sino a Dios,
que prueba nuestros corazones. 
 Porque nunca usamos de palabras lisonjeras,
como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo;

1 Corintios 3:5-9
¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos?
Servidores por medio de los cuales habéis creído;
 y eso según lo que a cada uno concedió el Señor.
 Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento
 lo ha dado Dios.
Así que ni el que planta es algo, ni el que riega,
 sino Dios, que da el crecimiento.
Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa
 conforme a su labor.
 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza
de Dios, edificio de Dios.

Timoteo 4:2
que prediques la palabra; que instes a tiempo
y fuera de tiempo; redarguye, reprende,
 exhorta con toda paciencia y doctrina.

2 Tesalonicenses 3:1-3
Por lo demás, hermanos, orad por nosotros,
para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, y para que seamos librados de hombres perversos y malos;
porque no es de todos la fe.  Pero fiel es el Señor,
que os afirmará y guardará del mal.

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