EDIFICANDONOS

DIOS

Un hombre, que regularmente asistía a
las reuniones de la congregación, sin ningún aviso
dejó de participar en sus actividades.

Después de algunas semanas, una noche muy fría,
lo visito un amigo de la congregación y
lo Encontró en casa, solo, sentado frente a una chimenea donde ardía un fuego brillante y acogedor. Adivinando la razón de la visita, el hombre dio la bienvenida, lo condujo a una silla grande cerca de la chimenea y se quedó quieto, esperando una pregunta.

Se hizo un grave silencio. Los dos hombres sólo contemplaban la danza de las llamas en torno
de los troncos de leña que crepitaban.

Al cabo de algunos minutos el amigo,
sin decir palabra, examinó las brasas que
se formaban y cuidadosamente seleccionó una de ellas, la más incandescente de todas,
retirándola a un lado del brasero con unas tenazas.

Volvió entonces a sentarse,
permaneciendo silencioso e inmóvil.

El anfitrión prestaba atención a todo, fascinado pero inquieto. Al poco rato, la llama de la brasa solitaria disminuyó, hasta que sólo hubo un brillo momentáneo y el fuego se apagó repentinamente. En poco tiempo, lo que era una muestra de luz y de calor, no era más que un negro, frío y muerto pedazo de carbón recubierto por una leve capa de ceniza.

Muy pocas palabras habían sido dichas desde el
ritual saludo entre los dos amigos.

El amigo antes de prepararse para salir, con las tenazas blandió el carbón frío e inútil, colocándolo de nuevo en medio del fuego. De inmediato la brasa se volvió a encender, alimentada por la luz y el calor de los carbones ardientes en torno suyo.

 Cuando el amigo alcanzó la puerta para irse, el anfitrión le dijo:

«Gracias por tu visita y por tu lección. Regresaré a congregarme. Buenas noches».

Ahora vamos a la palabra

1 Corintios 12:27
27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.

Cada uno de nosotros somos parte del cuerpo de Cristo y cada uno tenemos funciones para que su palabra corra edificándonos unos a otros ,por esto dice en  Hebreos 10:25
25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Por esta razón debemos animarnos
unos a otros a no dejar de asistir
al menos a un estudio bíblico cada semana,
también  a la reunión familiar los domingos .

Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para tu vida en Efesios 3:20       
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros

 

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