EL BUEN NOMBRE Y LA BUENA FAMA

Vamos a:

Proverbios 22:1

De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro. 

Este versículo destaca la importancia del carácter y la reputación por encima de las riquezas materiales.

Un buen nombre es el resultado de una vida vivida con integridad, honestidad y rectitud.

En Eclesiastés 7:1, se nos dice

Mejor es la buena fama que el buen ungüento

Esto enfatiza la perdurabilidad y el impacto favorable de una buena reputación.

Hay un dicho sobre este tema, dice:

“Cría buena fama y échate a dormir”

 El carácter es lo que somos en lo más profundo, y este se manifiesta en nuestras acciones y palabras.

Una buena reputación abre puertas, genera confianza en las relaciones interpersonales y profesionales.

Las personas con un buen nombre son consideradas dignas de confianza y respeto, lo cual es crucial en la construcción de relaciones sólidas y duraderas.

 Las riquezas materiales son pasajeras y no garantizan la verdadera felicidad o satisfacción.

 Jesús advirtió en Mateo 6:19-21 sobre acumular tesoros en la tierra, donde pueden ser destruidos o robadas.

Las posesiones pueden ser robadas o destruidas, pero un buen nombre perdura, incluso después de que la persona parte a la presencia del Señor.

La buena fama se relaciona con vivir de acuerdo a la palabra de Dios, la cual permanece de generación en generación.

Pedir la sabiduría divina y aplicar sus principios en nuestra vida diaria, nos guía a tomar decisiones correctas para construir el buen nombre y la buena fama.

Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en

1 de Corintios 13: 13

“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor.  Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor

 

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