Para poder dar, se debe recibir primero.
Todo lo Recibimos de Dios, esto lo encontramos
en 1 Corintios 4:7 Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
Reconocemos por ejemplo que la vida, el nuevo día, los talentos, la provisión, la recibimos de Dios, vemos claramente su amor y misericordia cada día.
En 2 Corintios 9:7 dice
Cada uno dé como propuso en su corazón:
no con tristeza, ni por necesidad,
porque Dios ama al dador alegre.
Este versículo hace referencia a la acción de apartar y dar, para que la palabra de Dios corra.
La acción de dar se debe hacer con alegría, porque reconocemos a Dios como nuestro proveedor.
Con alegría porque no colocamos la confianza en el dinero, sino que nuestra confianza esta en quien nos da el dinero, es decir, el Dios vivo.
Para finalizar vamos a 1 Juan 5:14-15
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho