¿ESTAMOS USANDO PRETEXTOS?

 1 Pedro 2:16
Vivan como gente libre, pero no usen su libertad como pretexto para hacer el mal. Vivan como siervos de Dios.

La libertad es uno de los conceptos más celebrados en la sociedad, pero, al mismo tiempo, uno de los más malinterpretados

En 1 Pedro 2:16, el apóstol Pedro nos exhorta a vivir como gente libre, pero con un claro y firme mandato: no usar nuestra libertad como un pretexto para hacer el mal.

La libertad que Cristo nos otorga no es una excusa para hacer lo que queramos sin considerar la voluntad de Dios.

Comencemos con la definición de “pretexto”.

 es una razón que alguien da, generalmente falsa o engañosa, para justificar su comportamiento.

Algunas personas malinterpretan la gracia de Dios, como una carta blanca para vivir en los deseos engañosos.

 Esto es lo que se conoce como “libertinaje”, es decir, el abuso de la libertad que Cristo nos ha dado.

La gracia de Dios es un regalo que nos permite ser libres de la condena del pecado.

 Sin embargo, la libertad que nos da Cristo, no es una excusa para vivir de manera desenfrenada, sino para vivir de acuerdo con Su voluntad.

La García no es un permiso para hacer el mal, sino un llamado a vivir en santidad.

La libertad en Cristo, no está basada en hacer lo que se nos antoje, sino en vivir según los principios del reino de Dios.

Cuando entendemos esto, ya no usamos la libertad como un pretexto para el mal, sino como una oportunidad para servir a Dios y vivir conforme a su propósito.

En Romanos 6:1-2, el apóstol Pablo plantea una pregunta crucial:

“¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?”

A lo que él responde con firmeza:

 “¡Por supuesto que no!

Nosotros ya no tenemos nada que ver con el pecado, así que ya no podemos seguir pecando.”

Esto es fundamental: la gracia de Dios no es una licencia para seguir pecando, sino el poder para vivir de una manera que honra a Dios.

Al vivir bajo la gracia de Dios, somos liberados del dominio del pecado, como lo dice en romanos 6:14

 

 En Efesios 2:8-10, dice que somos salvos por gracia, pero no para vivir de cualquier manera, sino para cumplir las buenas obras que Dios ha preparado para nosotros.

La gracia nos ha da la capacidad de vivir de manera sobrenatural, apartados del mal, Dios está obrando en nosotros para hacernos más semejantes a Él, de gloria en gloria.

Cuando Dios nos revela que la gracia no es un pretexto para el mal, sino para vivir en santidad, no la desechamos.

 La gracia de Dios nos capacita para vivir sobrenaturalmente, apartados del mal, y ser trasformados de gloria en gloria, a la imagen de Cristo.

En 2 Corintios 3:18 dice:

 “Pero todos, con el rostro descubierto, contemplamos como en un espejo la gloria del Señor, y somos transformados a su misma imagen, de gloria en gloria, como por el Espíritu del Señor.”

Este proceso de transformación no es algo que podamos lograr por nuestras fuerzas, sino que es obra del Espíritu Santo en nosotros.

Al vivir en la libertad que Cristo nos da, somos transformados continuamente.

Para finalizar debemos ser hacedores de :

Mateo 6:6

Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.

 

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