Estos se ven afectados por: las discusiones, los gritos y el maltrato.
En muchos hogares, las tensiones, las frustraciones y las diferencias, se expresan de maneras que pueden herir y dañar las relaciones.
Pero, ¿Cómo podemos transformar nuestra manera de relacionarnos en casa?
La respuesta está en la gracia de Dios,
LA gracia tiene el poder de trasformar nuestra manera de pensar, de sentir y de actuar, incluso en los momentos de conflicto.
Para esto No es necesario ritos, ni penitencias o sacrificios, pero si debemos orar para que Dios nos revele la Gracia y estar firme en ella.
La gracia nos fue dada desde antes de la fundación y Dios nos llamó para actuar de acuerdo a esta, por ejemplo, vamos a
Efesios 4:29-32 dice:
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, ira, enojo, gritería, y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
La palabra nos llama a vivir de manera diferente, a vivir bajo la gracia de Dios.
Por conocimiento esta se debe ver reflejada en nuestras palabras y acciones, especialmente en la manera en que nos tratamos en el hogar. En lugar de gritar, de hablar con ira o maldad, debemos de hablar para edificar, ser amables y perdonar
A propósito, debemos hacer lo que dice en
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.
Y debemos incluir las relaciones de nuestra familia en las peticiones.