LA PACIENCIA

Gracias a la relación personal con Dios aparecerá  el fruto de la paciencia que nos dará vida en la adversidad o dificultad.

Hay adversidades o dificultades que por mucho que busquemos posibles soluciones no la encontramos generando frustración, angustia y desespero, esto sucede porque la solución es “esperar con paciencia”.

La siguiente metáfora del lago y el remolino nos sirve para ilustrar lo que estamos compartiendo:

Cuenta la historia que un sabio estaba atravesando un bosque junto a su principal discípulo, Sediento, el sabio se dirigió a su acompañante:

– hace algo más de una hora cruzamos un arroyo. Por favor, toma mi cuenco y tráeme un poco de agua. Me siento muy cansado —.

Así lo hizo el discípulo. Pero cuando llegó al arroyo, acababan de cruzarlo unas carretas tiradas por bueyes que habían removido las hojas muertas y el cieno, enturbiado el agua y convirtiéndolo en un lodazal. Este agua ya no se podía beber; estaba demasiado sucia. Así que el discípulo regresó junto a su maestro, con el cuenco vacío.

Pero el sabio insistió:

-Regresa y tráeme el agua de ese arroyo.

El discípulo  quedó perplejo, no podía entender la insistencia, pero si su maestro lo solicitaba, él, como discípulo, debía obedecer. Así que volvió a tomar el cuenco en sus manos y se dispuso a iniciar el camino de regreso al arroyo.

-Y no regreses si el agua sigue estando sucia —

dijo el Sabio — . No hagas nada, no te metas en el arroyo. Simplemente siéntate en la orilla en silencio y observa. el agua volverá a aclararse, y entonces podrás llenar el cuenco.

Molesto, el discípulo volvió hasta allí, descubriendo que su maestro tenía razón. Aunque aún seguía algo turbia, el agua estaba visiblemente más clara. De modo que se sentó en la orilla, observando pacientemente el flujo del río.

Poco a poco, el agua se tornó cristalina. El discípulo tomó el cuenco y lo llenó de agua.

Regresó bailando hasta donde estaba  el Sabio, entregándole el cuenco y postrándose a los pies de su maestro para darle las gracias.

-Soy yo quien debería darte las gracias, me has traído el agua — dijo el Sabio

-Volví enojado al río — contestó el discípulo — , pero sentado en la orilla, he visto como mi mente se aclaraba, al igual que el agua del arroyo. Si hubiera entrado en la corriente, se habría enturbiado de nuevo. Si salto dentro de la mente, genero confusión, empiezan a aparecer problemas. He comprendido que puedo sentarme en la orilla de mi mente, Despreocupado y atento, me sentaré en la orilla y esperaré hasta que se aclarara.

Veamos dos hombres en la biblia que no tenían otra opción sino “esperar con paciencia”.

El primero es Abraham:

Su esposa era estéril y anciana, Abraham también era anciano. Pero la promesa se cumplió como dice en Hebreos 6:15
15 Y habiendo esperado con paciencia,
alcanzó la promesa.

El segundo es el profeta Job

El tenía una enfermedad, había perdido sus hijos, siervos, propiedades y riqueza.

Ahora vamos a Santiago 5:11
Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor
es muy misericordioso y compasivo.

El profeta Job espero con paciencia y Dios le dio nuevamente hijos, además pudo ver hasta la cuarta generación y le dio el doble de lo que tenía antes.

Oramos para que Dios nos de Sabiduría  para identificar las situaciones por resolver , en donde  la solución es: “esperar con paciencia”.

Para finalizar vamos a 1 Juan 5:14-15
Y esta es la confianza que tenemos en él que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho

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