LA REVELACIÓN DE LA CRUZ

La palabra en 1 Corintios 1:17-18 dice:

17 pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.

18 porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.

Estos dos versículos nos llevan más allá de la sabiduría humana, hacia la revelación del evangelio.

Oramos para poder ver cómo la aparente debilidad de la cruz se transforma en la mayor manifestación del poder de Dios para aquellos que creen.

La palabra dice que la predicación de la cruz puede parecer una locura para aquellos que confían en la sabiduría humana.

En un mundo que valora la inteligencia y la lógica, la idea de que la salvación Eterna proviene del sacrificio de Jesús en la cruz puede parecer absurda. Sin embargo, en este aparente absurdo, descubrimos la sabiduría divina que trasciende la comprensión humana.

El versículo 18 revela una verdad profunda:

 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.

 La cruz, a los ojos del mundo, puede parecer débil e insensata, pero para aquellos que son salvos, es el poder de Dios.

Es en la cruz donde se lleva a cabo la redención y la transformación más asombrosas.

En un mundo que busca la lógica y la razón, abrazar la “locura” de la cruz implica reconocer que la sabiduría de Dios es más alta que la sabiduría humana.

La cruz no solo es un símbolo; es un lugar de encuentro con el poder transformador de Dios. Este poder no se basa en la fuerza humana, sino en la gracia y el amor incondicional de Dios.

En un mundo que valora el poder humano y la sabiduría terrenal, la cruz desafía las normas culturales.

Nos invita a despojarnos de la arrogancia y a reconocer nuestra necesidad de Jesucristo el Señor.

. En la “locura” de la cruz, encontramos la sabiduría y el poder de Dios que trascienden la comprensión humana.

Oramos para que la gracia de Dios sea revelada y alumbre nuestro entendimiento para vivir por fe, por lo que Cristo hizo al tomar cuerpo.

Para finalizar, debemos tener presente lo que dice en

1 corintios 13: 13

“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor.  Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”

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