¿QUÉ DICE GÁLATAS 6:1?

Primero leamos

Gálatas 6:1

Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

Este versículo nos exhorta a restaurar con mansedumbre a aquellos que han caído en alguna falta.

 En el camino de la libertad, somos conscientes de que la fragilidad humana puede llevar a algunos a caer en los deseos engañosos.

 En este contexto, somos desafiados a practicar la restauración con mansedumbre, reconociendo nuestra propia necesidad de la gracia.

La palabra “restaurar” implica un acto de amor y cuidado.

No estamos llamados a señalar con dedo acusador, sino a caminar al lado de aquellos que han tropezado, ofreciendo una mano compasiva para levantarlos.

 Este proceso de restauración se basa en el amor de Dios y su gracia.

La exhortación de Gálatas 6:1 nos insta a ser portadores de la carga de los demás, compartiendo sus cargas en el amor de Cristo.

No somos jueces implacables, sino colaboradores en la obra de restauración que Dios realiza en las vidas de aquellos que han caído.

Esto requiere humildad y empatía, recordando que también nosotros somos vulnerables a caer en algún deseo engañoso y necesitamos la gracia divina.

La compasión y mansedumbre con la que tratamos a los demás en sus momentos de debilidad refleja la ternura de Dios para con nosotros.

Bendecidos, oramos para ser instrumentos de su amor eterno, recordando que el propósito final de la restauración es conducir a nuestros hermanos en la fe, hacia una relación más profunda con Cristo.

En este llamado a la restauración con mansedumbre, no podemos pasar por alto la importancia de la autoevaluación.

 Antes de abordar las faltas de los demás, es fundamental que examinemos nuestras propias vidas.

¿Estamos arraigados en la humildad y la dependencia de Dios, reconociendo nuestra propia necesidad de la gracia? 

Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en

1 de Corintios 13: 13: 

“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor.  Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”

 

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