REFRENAR LA LENGUA

Proverbios 17:28 
Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio;
El que cierra sus labios es entendido.

El evangelio enfatiza como debemos expresarnos
 en medio de las diferentes circunstancias y situaciones que se presentan en el día- día, sin embargo, debemos pedir a Dios sabiduría para
saber en qué momento es mejor callar.

Por ejemplo 1 Pedro 3:9
 no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para
que heredaseis bendición.

¿Cuándo nos tratan mal cual debe
 ser nuestra respuesta?

La palabra dice que no debemos devolver insultos sino todo lo contrario; debemos ser cortes y responder siempre de buena manera;
la palabra dice en Colosenses 4:6
sea vuestra palabra siempre con gracia,
sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.

El versículo dice: “sea vuestra palabra siempre”,
no nos dice, si la situación es agradable o amena utiliza este lenguaje, pero si no es amena
 utiliza otro tipo de lenguaje.

La palabra dice “siempre”, la sal en su justa
medida les da buen sabor a los alimentos, es agradable al gusto, así mismo debe ser el lenguaje,
 el vocabulario que utilicemos debe
 edificar a nuestro semejante, veamos:

Efesios 4:29 
29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

El versículo no excluye situaciones o circunstancias; todo lo contrario, enfatiza ”ninguna palabra corrompida”, no solo groserías o palabras obscenas, sino toda palabra que dañe al oyente, al prójimo.

Por ejemplo, en el hogar.
Un grito, daña.
Una palabra hiriente, daña.

Por esto encontramos en Santiago 1:19  lo siguiente; Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse

 “Tardo para hablar”, en otros términos, primero debemos pensar que vamos a decir y esto es
 posible por lo que dice en 2 Timoteo 1:7
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio
.

Dios nos dio dominio propio para no caer
 en el engaño de la ira y rabia.

Para que este dominio propio se manifieste, es vital construir nuestra relación personal con Dios.

Nuestro lenguaje no debe manifestar envidia,
rencor, odio, ira, amargura, maledicencia,
Ya que estas son obras de la carne,
 Debemos tener en cuenta lo que dice en:

Proverbios 13:3
El que refrena su lengua protege su vida,
pero el ligero de labios provoca su ruina.

Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para tu vida en 

Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros.

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