SOMOS HEREDEROS (III PARTE)

Romanos 4:16-22
Por tanto, es por fe, para que sea por gracia,
a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham,
el cual es padre de todos nosotros
 (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó,
el cual da vida a los muertos,
y llama las cosas que no son, como si fuesen.
 Él creyó en esperanza contra esperanza,
para llegar a ser padre de muchas gentes,
conforme a lo que se le había dicho:
Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad,
de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente
convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; 
por lo cual también su fe le fue contada por justicia.

Hebreos 6:13-15
Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham,
no pudiendo jurar por otro mayor,
juró por sí mismo, diciendo:
De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. 
Y habiendo esperado con paciencia,
alcanzó la promesa.

Hebreos 6:16-18
Porque los hombres ciertamente juran
por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. 
Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables,
en las cuales es imposible que Dios mienta,
tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza
puesta delante de nosotros.

Hebreos 6:19-20
 La cual tenemos como segura
y firme ancla del alma,
y que penetra hasta dentro del velo,
donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.

Lucas 12:32
No temáis, manada pequeña,
porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.

Colosenses 3:23-24
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón,
como para el Señor y no para los hombres; 
sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa
de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.

2 Pedro 1:3-4
Como todas las cosas que pertenecen a la vida
y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó
por su gloria y excelencia, por medio de las cuales
nos ha dado preciosas y grandísimas promesas,
para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;

Hebreos 10:23
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.

 

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