Lucas 6:46
46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?
La palabra nos anima a congregarnos, pero debemos orar también para que el escuchar la palabra Dios alumbre nuestro entendimiento y renueve nuestra manera de pensar; antes de continuar vamos a la siguiente historia:
Luis salía de la congregación de la Gracia de Dios, una amiga lo encontró y le preguntó: —
¿Ya terminó la prédica?
— Sí— respondió Luis—, ya dieron la prédica, pero no se ha terminado.
La amiga se sorprendió de la respuesta de Luis y le pidió que le explicara:
¿cómo así que ya habían dado la prédica, pero no había terminado?
Luis le respondió: Ahora voy a hacer mi parte de la predica, a vivirla.
Jesús hizo énfasis en las dos partes oír y hacer.
En Lucas 6:47-48
47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.
Debemos oír la palabra, pero es necesario también hacer la palabra para que disfrutemos lo que dice el versículo 48:
48 Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.
y en Santiago encontramos:
Santiago 1:22
22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
Debemos apartar tiempo para congregarnos y oír la palabra, sin embargo, debemos orar para poder aplicar y vivir la palabra, es decir, lograr ser hacedores de la palabra.
El evangelio no son ritos, ni penitencias, ni ceremonias, etc, es acción.
“Jesús dijo conocerás la verdad” el evangelio es conocimiento, solo que es por revelación, oramos para que el evangelio sea claro y así poder vivirlo cada día.
Para finalizar Recordemos:
Proverbios 28:25
Más el que confía en el Señor prosperará.