LA PALABRA DE DIOS VIVIFICA

El rey David exclama en el 

Salmo 119:25

 Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra 

  Este versículo expresa un clamor profundo desde el corazón del salmista, reflejando una experiencia de aflicción y necesidad de la intervención divina.

Este versículo nos muestra como el rey David buscaba refugio y revitalización en la Palabra de Dios en tiempos de tribulación.

El salmista comienza confesando una condición de extremo abatimiento:

 “Abatida hasta el polvo está mi alma”.

 Esta expresión es una metáfora poderosa que describe una situación de profunda humillación y sufrimiento.

La imagen del “polvo” evoca el estado más bajo, casi como si la vida misma se estuviera desvaneciendo.

Es fundamental que, como creyentes, reconozcamos y admitamos nuestras debilidades y momentos de abatimiento.

La vida cristiana no está exenta de dificultades. Al igual que el salmista, enfrentamos momentos difíciles.

Este versículo nos enseña la importancia de contarle a Dios acerca de nuestras dificultades.

El salmista no oculta su estado, sino que lo presenta abiertamente ante el Señor, mostrando una relación auténtica y de confianza con Dios, este es un buen ejemplo para nuestra relación diaria con Dios.

El salmista clama: “Vivifícame según tu palabra”.

Este es un ruego por la renovación y la vida que solo Dios puede dar a través de Su Palabra.

 La Biblia revela que la Palabra de Dios es viva y eficaz, esto lo dice en hebreos 4:12.

En tiempos de abatimiento, es en la palabra donde encontramos promesas de esperanza, consuelo y vida.

 La Palabra tiene el poder de reavivar nuestras almas cuando nos sentimos desmoronados.

 Para experimentar esta revitalización, debemos acudir a la Palabra con un corazón abierto y dispuesto.

La lectura, la meditación y la aplicación de la palabra en nuestra vida diaria son esenciales para disfrutar de la vivificación que necesitamos.

Bendecidos sin importar la situación que pueda estar presente, hay esperanza, echemos las angustias en Dios porque Él tiene cuidado de nosotros, el milagro va a suceder.

Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en

1 de Corintios 13:13

“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor.  Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”

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