LA ESPERANZA EN EL SEÑOR: UNA PROMESA EN MEDIO DE LA AFLICCIÓN

Vamos a el libro de Lamentaciones 3:24, en donde encontramos esperanza en medio de la oscuridad, dice:

Mi porción es el Señor, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré

Oramos para que nuestra esperanza siempre este en el Señor, incluso en los momentos más difíciles de nuestras vidas.

  1. La Confianza en la Soberanía de Dios:

En el contexto de Lamentaciones, el pueblo de Israel estaba experimentando el dolor y la devastación de la destrucción de Jerusalén y el exilio. A pesar de la desolación que los rodeaba, el profeta Jeremías afirma su confianza en el Señor como su porción.

Esto nos recuerda que, incluso en medio de las circunstancias más desafiantes, podemos confiar en la soberanía de Dios sobre nuestras vidas.

Él es nuestro refugio y fortaleza, nuestra roca en tiempos de angustia (Salmo 46:1). Al depositar nuestra esperanza en él, encontramos seguridad y paz que trascienden cualquier situación que enfrentemos.

  1. La Esperanza como Ancla del Alma:

 El apóstol Pablo describe la esperanza como “un ancla del alma, segura y firme” esto lo encontramos en hebreos 6:19.

 Del mismo modo, poner nuestra esperanza en el Señor nos ancla en su fidelidad y amor inquebrantables.

Aunque las olas del sufrimiento y la incertidumbre puedan azotarnos, nuestra esperanza en Dios nos sostiene firmemente.

 Él es nuestra roca eterna, nuestro refugio en tiempos de tormenta. Cuando enfrentamos pruebas y tribulaciones, podemos aferrarnos a la promesa de que Dios está con nosotros, nunca nos dejará ni nos abandonará.

  1. La Esperanza que Renueva nuestras Fuerzas:

Isaías 40:31 dice:

 “los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán”.

 Al poner nuestra esperanza en el Señor, recibimos la fuerza y el consuelo que necesitamos para enfrentar cada día.

Su gracia es suficiente para nosotros, y su poder se perfecciona en nuestra debilidad, esto lo dice en 2 Corintios 12:9.

A través de la esperanza en Dios, encontramos la fortaleza, la paz y el gozo para perseverar en medio de las pruebas.

Entonces,

 ¿Cómo podemos vivir en la realidad de esta esperanza que tenemos en el Señor?

Primero, dediquemos tiempo a cultivar una relación íntima con Dios a través de la oración, la lectura de su Palabra, asistir a un estudio bíblico y congregarse

Segundo, Tener presente las promesas de Dios en medio de la aflicción, es por fe, confiando en su fidelidad y amor incondicional.

Tercero, vivamos cada día con expectativa y confianza en el poder de Dios para renovar nuestras fuerzas y restaurar nuestras vidas, porque el milagro sucede.

En medio de los desafíos y tribulaciones de la vida, recordemos que nuestra esperanza está en el Señor. Él es nuestra fortaleza, nuestra roca segura en tiempos de angustia.

Que cada uno de nosotros pueda afirmar con confianza, como Jeremías, que nuestra esperanza está en el Señor.

Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en

1 de Corintios 13:13

“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor.  Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”

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